Ya en pleno verano, los días de playa están a la orden del día. Todos estamos deseando remojarnos y desconectar, pero eso no quiere decir que nos despreocupemos del medio ambiente. Toda la basura que se deja en la arena, rocas y suelo, acaba en el mar, por ello deberíamos recoger todo.
En la playa sigue habiendo contenedores en los que reciclar y arrojar lo orgánico por un lado y el plástico por otro. Si no fuera así, lo guardamos en diferentes espacios y luego nos desprenderemos de ello en el lugar correcto.
Por ejemplo, si nos llevamos sandía a la playa, meter esos restos orgánicos en una bolsa. Si no nos bebemos la lata de refresco o cerveza antes de acabar, ese líquido no debe tirarse a la arena, sino desecharlo en una botella grande en la que irán todos los líquidos y que, después, dicho contenido lo tiraremos por el desagüe. Otra costumbre es utilizar las latas de cenicero, y eso es un error. Es importante vaciar las colillas en otra bolsa que luego depositaremos en el cubo gris.
Por otro lado, las sombrillas que estén viejas y oxidadas deben llevarse al punto limpio de la ciudad, el cual se puede buscar por la web. Y lo mismo ocurre con las neveras de porexpán o las tablas de bodyboard: dicho corcho no se puede tirar al contenedor orgánico, se ha de llevar al punto limpio.
Cuidemos el medio ambiente, es nuestro hogar.